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viernes, 7 de agosto de 2015

Reglas y rutinas. Saluda y acoge

La gestión excelente del comportamiento empieza en la puerta de tu clase, con una actuación merecedora de un Oscar de Hollywood. Los primeros minutos son críticos.  Planifica y ensaya a conciencia tu inicio. Tu actuación como profesor pasa por aparecer brevemente interpretando diferentes roles. Pequeños estallidos envueltos en una bien interpretada actuación, diseñados para inyectar entusiasmo en cada uno de tus estudiantes. Tu entusiasmo debe ser contagioso y tu dirección, imparable.  Durante los primeros minutos recibes, acoges, sonríes, saludas y das la mano, golpecitos en la espalda y chocas los cinco,  agradeciendo verles (sí, incluso a aquellos que habrías preferido que se quedaran en casa), repartiendo las responsabilidades y haciendo que tus alumnos se sientan no sólo importantes, sino irremplazables. "Gracias a Dios que has venido. Hoy vamos a necesitar tus habilidades con las matemáticas".




Es esta actuación la que los saca del patio, del cambio de clase, del ¿qué pasó ayer en Game of Thrones? y los mentaliza para prepararlos para el aprendizaje. La primera intervención es en la puerta.  Estás marcando la línea entre sus vidas sociales y el aprendizaje, entre lo informal y lo formal, entre la libertad y la responsabilidad.

Cambia la forma con la que recibes a tus alumnos en clase. Evita llegar y encontrártelos a todos sentados y decir el clásico "Buenos dias" o pasar lista directamente. Se proactivo, hazlos sentirse bien recibidos y demuestra tu entusiasmo por enseñarles.

Las primeras impresiones cuentan. Si es cierto que las personas realizan un juicio de las otras durante los 3 primeros segundos tras conocerlas, entonces, lo mismo podríamos decir sobre cada clase que un alumno atiende. Eres tú quien establece el tono de la clase y que tiene influencia sobre el proceso de aprendizaje de tus alumnos.

Recibir, saludar y acoger a tus alumnos en la puerta de tu clase es de vital importancia. Eres tú quien les puede hacerse sentirse importantes, valuosos y apreciados antes incluso de entrar en tu clase y especialmente durante los primeros meses, cuando las relaciones aún no se han establecido.

Tu comunicación no verbal, los gestos y las palabras que hagas son cruciales para crear la atmósfera que necesitas para que fluya el aprendizaje. Sonríe, establece un contacto visual amigable, tiende tu mano abiertamente y saluda a tus alumnos:

"Buenos días"
"Gracias por llegar puntualmente"
"Hola, bonito día, ¿verdad?"


Envuelta entre tu habilidad comunicativa está tu energía personal, que ambos sabemos que algunos días no está al 100%, pero tenemos que hacerlo porque es importante. Si quieres conseguir alumnos calmados, disciplinados empieza ofreciéndoles el modelo de la actitud y energía que quieres en tu clase.


Recursos:



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