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sábado, 25 de julio de 2015

Gestionando nuestro propio comportamiento para poder gestionar el de nuestros alumnos. Clases caóticas

El principio de cualquier tipo de gestión del comportamiento radica en nuestra habilidad en saber gestionar el propio, antes de poder influir en el de otros. Puede parecer una tarea sencilla, pero en la práctica requiere de mucha resilencia y de una gran paciencia emocional.

Todos los profesores atravesamos periodos en los que nos sentimos totalmente fuera de control. El desencadenante puede ser un nuevo puesto de trabajo, una nueva clase o otros factores, como cambios en la forma de gestión. Paralelamente con esta situación presionante nos encontramos con la rudeza de nuestros alumnos, aunque obviamente esto dependerá de la edad y del nivel socio-económico de nuestro alumnado.

Todos nos hemos encontrado ante situaciones en las que nuestros alumnos nos han respondido con un ".. no nos das miedo, profe", 

El miedo no es una forma inteligente de gestionar el comportamiento, aunque para muchos profesores sea su única y principal estrategia, dado que nunca se han expuesto a ninguna alternativa.  En el mundo utópico de las lecciones fantásticas, el mal comportamiento en clase no existe, pero tu y yo sabemos que eso no es la realidad.

El pánico emocional te invade,  gritar es el resultado. Y contra más gritas, más bajo cae tu integridad y tu estatus, y tus alumnos continúan ignorándote.

Profesor: Quiero que te calles (en un tono de voz fuerte)
Alumno: Y, ¿este quien es? (susurrando al compañero de forma que el profesor pueda oirle)
Profesor:  ¡He dicho QUE TE CALLES! (aún mucho mas alto)
Alumno: No te tengo miedo, ¿que me vas a hacer?


Durante las primeras dos semanas, el profesor novato ve como sus compañeros más experimentados, consiguen, en silencio y de forma calmada, que sus alumnos estén atentos en clase y participen de las actividades propuestas. Estos modelos de virtud no tienen ninguna varita mágica. Ellos también tenían los mismos temores y momentos emocionales.  Llegar a su nivel de control no fue un accidente y sucedió a través del trabajo duro en lo básico:


  • Consistencia: ser escrupulosamente justo, incluso en los momentos más difíciles.
  • Persistencia: mantenerse en su postura en frente de aquellos alumnos que más le ignoran.
  • Seguimiento: Si es necesario quedar con un alumno después de la clase, o fuera del horario para resolver algún asunto, HACERLO SIEMPRE.
  • Certeza: los alumnos son conscientes de que cuando el profesor dice que va a hacer una cosa, la hará.
Concentrándose en los aspectos básicos te permitirá encontrar los momentos para construir relaciones a largo plazo que son fácilmente sostenibles porque tienen una base sólida. A nuestros alumnos les gusta la solidez que modelamos para ellos y que conforma la confianza. A nuestros alumnos les gusta la CONFIANZA.


Me gustaría finalizar esta entrada planteando una pregunta ¿Cual fue tu mejor profesor/a? ¿Que recuerdas de el/ella? ¿Por qué lo elevaste a ese pedestal? ¿Que hacía que no hacían otros?.

Asimismo, y para los más atrevidos me gustaría abrir un debate :¿Cual ha sido tu peor experiencia en clase? y lo más importante , cuando acabó ¿qué hiciste?




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